Si no florida, frondosa
y con empaque y esmero
de veterano naviero,
la barba deja crecer
nuevamente y más canosa.
Así que vamos a ver:
el atributo viril
que mantuvo en estos años
(un look de Buffalo Bill),
de cara a la Navidad
que se viene paso a paso,
da paso a que de verdad
asome un aire ermitaño,
de Santa Claus o de oso
como el del cuarto de baño.
Y quien lo sigue queriendo
terminará concediendo
la frívola vanidad
de este juguetón antojo;
si se acepta sin enojo
la superficie acotada
disponible para besos
en la cara,
siempre habrá un modo travieso
de comprender esta clara
e inofensiva humorada
que fuera antaño señal
mayormente universal
de los "progres" ex profeso.
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