Sólo que con un sesgo de cachondeo, de "guasa" propia de los carnavales gaditanos, os ha salido el remedo casi inevitable del colosal disparate que os aqueja.
Ahora, con el alto contraste de TABARNIA, que ni siquiera amplía sino que refleja todo el ridículo y el absurdo que tanta obstinada intoxicación ha sembrado, envolviendo con una bandera postiza y sobrevenida lo que no son más que maniobras para distraer al rebaño de expolios como el que en el Palau y en las demás triquiñuelas se vienen ejecutando; ahora, ya digo, lo que será más distintivo de esa cansina revuelta vuestra va a ser la antipatía avinagrada de unas ínfulas mentirosas y paletas, la terca manía de un fingido complejo de superioridad mal camuflado con la palabra diferencia, que los "analistas finos" de las tertulias inanes últimamente han dado en llamar supremacismo. (Eso, por si no teníamos bastante.)
Es la exageración en el desvarío y el fantástico salirse de madre de la realidad, lo que acaso os hacen tan irrenunciablemente españoles: sin remedio, chatines. (Porque ¿se dice así en el valioso BABLE que se avecina?)
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