Estamos
unas veces confusos, otras, conformes.
O gustosos, cómodos, incluso prudentemente satisfechos. O meramente resignados, porque no tenemos otra más que ésta.
Que en ocasiones se tensa, se enfría, se dilata, se acalora: casi diríamos que le pasa de todo.
Y que como es sensible, a rachas, según la época, tiende a combinarse, a aproximarse, a sentir en compañía. A fundirse en otra, de libre elección, con la delicia del cariño anexo, de la vida que asombrosamente, asombradamente, prosigue.
Escribo hoy con modestia acerca de la piel. Debe ser cosa de esta puesta de sol que civilizadamente nos llega desde el mar.
Buenas tardes.
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