Ya supongo que hay opiniones diversas. Y que posiblemente la pretensión en juego acredita algún amparo legal aunque suene un poco discutible por no decir cutre y sórdida: estoy añadiendo otra opinión, ¿ven qué fácil?
El asunto es que a Don Salvador Dalí, que en paz deberían dejarlo descansar, le sale una especie de seudohija apócrifa y que los restos mortales del genial artista van a ser exhumados, en lo que no deja de tener algo de orgía necrófila y de despropósito, mirad por dónde, surrealista.
La autoridad judicial que concede la puesta en práctica del procedimiento tendrá (o no, quién sabe) argumentos, motivos, razones para dar el placet; que, con las contradicciones y diferentes e incluso opuestas interpretaciones que los esotéricos especialistas con poder de decisión nos van exponiendo a diario, cabe no sólo la duda sino la sospecha y el desvarío posibles.
En todo caso, si después de la traca no existe el ansiado vínculo, estaría bien que la ambición y la pillería tuvieran un escarmiento equivalente a los millones que se ventilan en esta intentona de visos algo turbios y de estilo "avida dollars", y alrededor de la cual inocultablemente sobrevuela la pasta gansa; además de la cosa romántica y tierna de averiguar el origen genético, que sí, que vale.
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