-- Arijuna, no te entiendo.
-- Ya me dirás.
-- Pues entre la sintaxis de ajedrez, los arcaísmos del vocabulario medio atípico... y los saltos en el tiempo, de vueltas atrás y luego al presente, incluso al no cristalizado futuro, en ocasiones no hay manera de seguirte el hilo.
-- Ni de cuajar pesquisas, ¿verdad?
-- Bueno, eso también.
-- Pero, fíjate, lo esencial es la aventura de la lectura, la breve dosis de fantasía, el pequeño laberinto deliberado; la cosa impresionista, si se me permite, que, si nos ponemos al minúsculo detalle del pincel (o peor, del tiralíneas), toda la escena se deshace, se difumina, se pierde "como el agua entre los dedos".
-- Ésa es otra: las citas, las alusiones de más o menos siete velos...
-- Ni que fuese yo el único pecador del Purgatorio.
-- Tú sigue, anda.
-- Eso voy haciendo. Imaginar que hay momentos en los que salgo del acuario y contemplo estas macetas desde las nubes, montado en un globo de colores.
-- Sí, sí, de colores como las bombillas que se usan para iluminar y decorar las verbenas. ¡Menuda verbena tienes tú...!
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