Un pedazo de luna,
tus brazos bronceados;
la fortuna
de tenerte a mi lado.
La cadencia serena
de tus hondas miradas
y los restos de arena
en esta madrugada.
¿La música aún queda
de la antigua habanera,
resonando en la rueda
de tus dulces palmeras?
¿El fino tatuaje
que, como un garabato,
traza por tu cadera
sellos de virreinato?
Díme lo que va a ser
este tibio rescoldo
de anteayer.
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