En algunas ocasiones, con anterioridad, ya habían comentado el asunto.
Que durante años las tallas crecientes e irrecuperables fuesen una evidencia del carácter sedentario y contemplativo de su vida y de su decidida aversión o apatía por la práctica de todo deporte, no había sido óbice para que él se mantuviera en la remota, aunque inexistente, esperanza de que un día...
-- Si caigo enfermo o me ocurre algún otro avatar que adelgazar me hiciere, podría recuperar prendas de vestir diversas que, como hoy la moda es que no la hay y que cada uno se adscribe a la tribu que se le antoja o pasa de ceñirse a estilo alguno, he ahí que mira tú por dónde...
Ella solía interrumpirlo con una algo inmisericorde ecuación de escepticismo, burla y desacuerdo:
-- Después de tanto tiempo, todo estaría inservible. Deberías deshacerte de tanta ropa, que eso no es un fondo de armario sino un pozo sin fondo.
Pero mira tú. Recuperar ahora "blue-jeans" (qué prurito de propiedad, cuando de toda la vida de Dios se ha dicho pantalones vaqueros), hebillas ornamentales en cinturones que andaban archivados, chaquetas de piel, camisas sevillanas a medida...
De mi padre: Si es que no se puede decir zape hasta que no pasa el último gato.
Esos fondo de armario de tallas pretéritas... ¡cómo abundan!
ResponderEliminarEsos fondo de armario de tallas pretéritas... ¡cómo abundan!
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