Mezclando desvergüenza y cobardía,
un "pringado" de la Púnica trama
va declarando ante Su Señoría
los pormenores de aquel panorama.
Si su arrepentimiento es de ficción
no podremos sin más comprobación
poner la mano en tan ardiente fuego
para quemarnos luego.
Que más bien suena a "sálvese el que pueda",
a roedor que, abandonando el barco,
intenta no mojarse en todo el charco
por las 30 monedas
que supondrán la posible rebaja
del trullo que, en su caso, se baraja.
La red del choriceo no termina.
Y nos hacíamos cruces, tiempo atrás,
del escándalo que en muy distantes lares
suponían las clásicas "mordidas".
¡Qué vueltas da la vida!
¡Por miles, estos frescos, que no a pares,
este borrón que a España contamina!
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