Lo que tiene el parlamentarismo en política es que hay que salir a hablar y ahí se va a ver quién es un tribuno (aunque resignándonos a estos tiempos devaluados y donde, ay, echamos de menos incluso las togas romanas) y quién es un mero vendedor de pacotilla de aspiradoras de pacotilla.
Y no es que se hayan burlado de ti, que también; es que, dejando de lado que podrías mover a risa con tus aires de pomposo candidato, te han dado un recital de verdades, con irónico estilo gallego, que te han puesto en tu sitio. Y que, lo bueno de las hemerotecas luego, va a quedar grabado para los que quieran revisarlo. Sin la pasión sectaria que tendrán quienes, contra viento y marea, procurarán sostenerte todavía y resulte lo que resulte.
Demasiada sorpresa, no hay; fuera de tu ambicioso propósito, ya se veía que te faltan varios hervores. O que, quizá, eres así.
Así que...
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