De lo que ocurre allí, tienen el mérito:
La panda de timadores que expone sus estrafalarias chorradas, pavoneándose de mensaje, diseño, trascendencia, provocación, con unas ínfulas y un descaro que lo dejan a Ud. sin aliento o tronchado de estupefacta risa.
Los organizadores y marchantes, los comisionistas y la cáfila de parásitos, inherente a estas movidas.
Y sobre todo, el público tirando a imbécil que se presta a la brutal tomadura de pelo y ocasionalmente se deja el dinero en alguna de esas estafadoras propuestas de seudovanguardia.
"Un cuadro", vaya. Con contadas excepciones.
Muy cierto; vaya un timo.
ResponderEliminarYo vendo una carretilla con rueda de hierro forjado, repleta de terrones castellanos situados estratégicamente. A estribor un ramillete de ceñiglos lacios. Como es muy trascendente, 25.000 para empezar a hablar.
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