sábado, 27 de junio de 2015

Una Historia indigestada



y algún que otro complejo de inferioridad, con los que andan tarados tus numerosos detractores, no les permiten comprender que igual que no te mereces una preeminencia, por ser heredada, tampoco eres culpable de tu nacimiento.
Yo, al cabo de este primer año, te sigo viendo discreto y descafeinado. Como procurando no hacer cosas con las que ganarte enemistades, cumpliendo y soñando con que este gallinero tendrá arreglo.
No me termina de satisfacer tu estilo, puede que por acorde con esta devaluada época, pero no se me ocurriría, desde luego, la mofa del hortera ese que, agazapado bajo las leyes del Reino de España (a las que precisamente debe ventajas, cargo y sueldo), las incumple con sus insolentes ordinarieces y sus casposos gestos burlones.
Acaso entiendes como responsabilidad tuya, y te honraría, cargar con el fardo impresentable de la mala educación de los energúmenos que te abuchean y te escarnecen.
Porque teniendo, como tienes, tus niñas rubias y guapas, tu asturiana que, aunque no sea de sangre azul, te da un buen avío, y tu dinero disponible, yo me largaría de aquí incluso antes de que la horda se permitiese presumir de echarme, y dejaría que, aun pagando justos por pecadores, todo este desagradecido y cerril cotarro se fuera al carajo, ya que es lo que quiere la chusma y lo que consienten con su inactiva y mísera apatía muchos de los demás.

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