Se supone que una “peli” cumple si nos
afecta, si nos deja una cierta cantidad de impacto.
Pues bien, después de los anticipos (trailers) de dos o tres “ocurrentes”
gansadas españolas, repletas de chabacanerías y con un promedio de tres
palabrotas por frase, proyectaron “El niño 44”.
El sombrío espesor de esta cinta la
vuelve suficientemente ominosa como para que sea insignificante el intento
regenerador y remotamente esperanzado que se quiere transmitir en las últimas
secuencias, como para lavar algo de todo el espanto precedente.
Y lo que sí desanima y aterra es que
durante décadas se aplaudiera y propusiera, como ejemplo a extender/imponer, el
infierno soviético; y que siga habiendo todavía, cuando es imposible ya
soslayar su fracaso y su daño, gente enloquecida a la que encantaría la
resurrección de ese funesto y envenenado diseño del mundo.
Para los espectadores más aficionados a
otro tipo de monstruos, figura en la cartelera “Mundo Jurásico”, a la que han
dejado el título en inglés, idiotez que tampoco hace una obra de arte mayor de
esta entrega de dinosaurios y, como se decía antaño, animales antediluvianos.
La chica tiene aspecto de pepona y el cachas queda valeroso, como siempre,
aunque hondamente anodino. No hay necesidad de más cine así, tan gris a pesar
del despliegue técnico, trucos y efectos.
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