Con método y sosiego, en primer lugar,
conviene sentar las bases y con las manos absolutamente limpias.
El pan puede ser en rebanadas o en
modestos trozos irregulares con tal de que no sean demasiado gruesos.
Dórense en una sartén previamente
untada, en su fondo natural, con algo – muy poco – de aceite de oliva.
Luego se sigue análogo tratamiento con
unas láminas de ajo, troceadas.
Sobre el pan debe extenderse una muy
generosa capa de crema de queso Camembert.
Y finalmente se dejan caer con cuidado y
sobre el queso las aromáticas láminas y se culmina añadiendo alguna pimienta de
Cayena, desmenuzada a mano con cierta prolijidad.
(Proceda de inmediato a enjuagar los
dedos SIN FROTAR, dejando que el chorro lustral del agua del grifo simplemente
los lave.)
Ya tiene Vuesa Merced los que, en este
laboratorio de la bata blanca, sin mayores pretensiones hemos bautizado Canapés
“Tentación”, cuya no investigada influencia en el colesterol en ningún caso
mitigará la contundencia del sabor, su sugestivo, aunque levemente rústico,
encanto.
Como acompañamiento, se recomiendan,
bien enfriados, los caldos del Sanatorio, Cream Arrumbao y Gloria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario