Anoche había estrellas,
volviendo de Madrid.
¡Qué cuesta tan arriba
esa ciudad sin ti!
ENVÍO PARA LOS DILECTOS RECEPTORES:
El Hipocampo, fuera del acuario,
no se centra del todo, “no se halla”.
Regresa por lo tanto, convencido,
a enrocarse a este clima, en esta playa.
Por lo que quede (esa moneda al aire),
siente que el mar de enfrente lo
acompaña,
y más, tal cual está virando el patio
y yerra el rumbo, atribulada, España.
Viene el levante fuerte.
Mientras tanto, que Dios reparta suerte.
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