Vándalos borrachos británicos recalan en Salou y algún
otro sitio para exhibir su barbarie y su mala educación, que seguramente les
reprimen con tajante brusquedad y rigor en sus predios de origen.
Vale que “la pela es la pela” pero incluso esta máxima
mercantil y poco escrupulosa podría tener un cierto límite.
Puestos a preferir, preferimos siempre al cerdo ibérico.
Porque esta gentuza es otra muy diferente y malísima cosa.
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