se consuma en estas semanas el absoluto y más que
merecido descrédito de ese personaje al que incluso su cuadrilla, otrora tan
dócil, ya no puede “salvar”.
Jaleada y festejada por los más, y muchos, afines a su
redomada vulgaridad y modos zafios, la sobreexposición de berrinches,
histerias, palabrotas y despotismos de esta “figura mediática” ha hecho
escandaloso lo evidente, e inviable cualquier disculpa.
Sólo los fanáticos más ciegos persistirán en aplaudir una
conducta que no tiene pase, un esperpento que es escarnio de sí mismo, y que
insiste durante años en vender un único e infumable culebrón cuya permanencia
apenas se explica por la deplorable condición del público de turno.
Hasta el morbo tendría límites si la ignorancia y la
torpeza no fueran ilimitados.
Y con el patio así, ¿nos hemos dado el derecho a votar y
elegir, LA DEMOCRACIA Y OLÉ, a quienes han de gobernarnos?
Totalmente de acuerdo. Para tener derecho al voto deberían exigir superar un examen psicológico, algun test de inteligencia mínima o algo por el estilo.
ResponderEliminarPorque así nos luce el pelo.