El marfil de tus dientes
que es, por ahora,
la más visible parte de tu calavera.
La señal, la evidencia de tus clavículas;
algún pliegue en la piel
que tu primera madurez
y tu expresión facial, tu sonrisa, tus gestos
han ido formulando.
Tu ya observada posición con arte
como posible deudora de ese taburete
– los viernes por la tarde/noche en la 2 –,
y tu nombre, tan español castizo,
como de duquesa.
Me atrevo a una objeción
o quizá, mejor, una sugerencia:
¿No estaría bien, no procedería,
por el más luminoso acabado de la Gramática,
una coma
entre ATENCIÓN (y)
OBRAS?
Tú también estás. Un día complicado, casi no llego a tiempo para felicitarte en el día de San Rodrigo. Un beso
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