El Hipocampo, como ser acuático, tiene su punto de vista,
quizá no compartido por las mayorías silenciosas o ruidosas, a las cuales, no
obstante, invita con cortesía a una sencilla reflexión:
De todos es sabido el extraordinario predicamento del que
gozan las angulas: que si manjar, que si esto y que si aquello.
También conoce cualquiera los ingredientes
interesantísimos a la par que básicos, elementales, con los que suele prepararse
esa receta mágica: aceite de oliva, ajo, guindilla, se supone que sal. Y es de
cajón imaginar el recipiente tradicional, la cazuelita de barro.
Y ahora, sugerimos desde este rincón que prueben Vuesas
Mercedes a preparar de igual modo unos gambones, gambas, langostinos, incluso
unos delicados filetes de sirena. Sin ir más lejos.
Y que luego, descartando inercias, complejos, leyendas
bobas, ortodoxias inapelables, etc., confiesen sin rubor que la angula, de por
sí, es un animalito bastante insípido, inocentón, además de su escaso tamaño, y
que perdería cualquier pulso (de sabor propio, que lo otro es el añadido de la
fórmula) con los otros que, por ejemplo, aquí se han citado.
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