domingo, 20 de julio de 2014

SGAE



El derecho de autor y la propiedad intelectual están establecidos y, mejor o peor, protegidos por la ley.
Los autores y los creadores (la gente que trabaja fabricando nuestro entretenimiento, estimulando con sus obras la parte menos materialista de nosotros) cuentan con ese respaldo relativo y, desde luego, menor que el que otros obtienen en nuestro mundo.
Conque la SGAE tiene como fundamental razón de ser velar por la defensa de esos intereses en juego y administrar lo recaudado con decencia.
Me entristece y me irrita hasta la rabia que esa entidad, originalmente respetable e incluso un punto elegante, se esté hundiendo por la delincuente y codiciosa gestión de algunos sinvergüenzas y por la invasión de la caterva de canallas que, dándose dentelladas entre sí, pugnan por someterla a sus infames, ambiciosas y repugnantes conveniencias.

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