Sin convicción ni fuerza, porque ya les pesa demasiado el
cuento chino de las frases gastadas, de las reiteraciones y los lugares comunes
que suenan a hueco y sabemos estériles.
Aguantando lo que se pueda, porque mientras sigan cobrando,
medrando, corrompiendo y corrompiéndose con la mierda del dinero obtenido sin
méritos, sin decencia y a costa del personal que asombrosamente continúa
haciéndoles caso (por relativo que sea), apoyándolos.
Con las caras inexpresivas, pasmadas, o con risas y
sonrisas de una impostada satisfacción que además no puede ser más inoportuna,
tal como van las cosas.
Soltando sus mediocres y cansinas trolas, con su escasa
talla.
Políticos. ¿Cuánto
va a durar esto?
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