Ahora que las barbas de nuestros vecinos vemos pelar, con
lo cual ya sabes de sobra cómo debe completarse el refrán, yo estoy en que, si
es verdad que hay otra vida, nos encontraremos y nos confortaremos con nuestras
bromas de siempre, con tu inevitable sonido callejón y mis itinerarios que han
ido desde un trémolo al “flanger” y luego al “chorus”.
Nos reuniremos para seguir entre villagodios, mariscadas
y bourbon, de manera que tu gota (tan imperial) y mi colesterol (tan invicto)
no nos frenen, no nos impidan los sueños, las arduas sensibilidades, los
desastres compartidos hace… ¿cuánto?
Telecaster y Stratocaster. Aunque sé que al final me vas
dando la razón.
Una foto tenemos que incluye ternos de alpaca, corbatas
de seda natural, botines de charol y un sillón de Emmanuelle. Un paradigma de
la decadencia.
¡Suerte, rockero!
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