Aplicados artífices de la segueta, insisten con ánimo
admirable en el ataque de los protuberantes estorbos que deben ser eliminados
para que los ideales ornamentos sean instalables en un futuro, en apariencia no
muy lejano ya.
Hay un trémolo de fricción, un esfuerzo detallado y
cauteloso para no alterar en demasía el envés, el reverso pavonado de las
piezas.
La labor es ardua y tomará tiempo. Se dirían presidiarios
que liman los barrotes hacia la soñada fuga, hacia la ansiada libertad. La
labor también está teñida de alguna zozobra, de algún riesgo rondador; pero la
decisión es firme, apoyada en un legítimo entusiasmo y, si Dios reparte suerte,
se verá coronada por unos magníficos resultados cuando luzca su fascinación
sobre los lomos jóvenes, las anchas
caderas de la mimada destinataria.
Dr. Jekyll comenta: Eres un laberinto
metafórico,
hermético, surrealista.
No hay tal: es
sólo un juego
con las palabras
que tengo a la vista. (Responde Mr. Hyde.)
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