El caso de la portuguesa muerta ha tomado un rumbo que
está desorientando de manera considerable a los agentes especiales que fueron
designados para su esclarecimiento, y ello, a pesar de las acreditadas
solvencia y experiencia de estos profesionales.
Como quiera que algunos de los resultados de la autopsia
y otros detalles relativos al ADN, etc. desparecieron inexplicablemente durante
su traslado del laboratorio al juzgado, en la posterior controversia (muy
caldeada por el efecto de las obligadas dimisiones que han tenido lugar), ha
causado manifiesta incomodidad en el Cuerpo de Policía la filtración de una
fuente, habitualmente fiable, según la cual, la occisa, o su asombroso doble,
ha sido vista paseando al atardecer por un romántico bulevar de la ciudad de
Orense.
Inmediatamente se ha procedido a la inspección minuciosa
del lugar y sus alrededores y se ha montado una suerte de dispositivo o retén
que de forma permanente vigila la zona, desde diversos puntos estratégicos.
Algunos de los agentes “in situ” han sido vistos con
llamativa frecuencia en un bar/restaurante cercano, famoso por sus exquisitas
empanadas y un vino albariño “de la casa”, soberbio en su modosa modestia.
Desde la Central se ha solicitado un informe acerca de
estas dos especialidades que está siendo redactado de conformidad.
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