Habrá de todo.
Hay un movimiento que consiste en, después de la siesta,
acomodarse en el sofá y dejar que la tarde transcurra contemplando lo que la
“tele” ofrece. (Se va oyendo bastante “ofertar” en vez de “ofrecer”. Yo no lo
veo claro, como jamás me pareció potable el empleo de “pionero” cuando se trata
de decir “precursor”. Hay más casos pero no conviene transformar un detalle en
una ciclogénesis.)
En las provincias vascongadas y en Navarra, las aguas se
mueven hasta producir muy graves desbordamientos de los ríos y temibles
inundaciones. ¿“S´acordáis” del Plan Hidrológico y de quién se lo cargó?
Los protestones siguen moviéndose en Burgos. Se ve que no
era sólo lo de la calle.
En Egipto, Siria, Ucrania, el personal se está moviendo
con tumultuosos y trágicos resultados.
Rajoy y su séquito para la ocasión se han movido a
Barcelona, para hablar con recio y claro tono del tinglado separatista; y
Arturo y algunos otros interesados agitadores de la “estrellada”, han proferido
sus observaciones correspondientes, un poco teñidas de la burla provocadora que
todos los liantes suelen tener a mano.
Por cierto, otro, que se ha movido del sillón, ha sido el
ex-mandamás del club de fútbol ( o sea, “balompié”) azulgrana (toma ya, detalle
técnico de especialista), Sandro, mangoneo sideral de pasta y hablando la
lengua catalana con tan zarrapastrosa entonación, con tan ordinaria dicción y
tan lamentable acento que ya ha puesto en fuga a numerosos seguidores del
equipo y de la “causa”, y casi ha hecho bueno el patético y no tan distante
patinazo de la Botella.
Y luego el Año del Caballo: o sea, más de 3.500 millones
de desplazamientos, que eso sí que es un puente, “oyes”, en China, con el
añadido de que, como son tan parecidos unos con otros, va a ser dificilísimo
ajustar la contabilidad.
Mi propio movimiento consistía ayer en desplazarme o
deslizarme de una esquina del sofá al extremo opuesto del sofá. Si nos fijamos,
esta alternancia podrá parecer rutinaria pero termina incorporando un matiz de
disciplinada alquimia, una insistencia de fórmula sagrada, de mantra.
Ahí me desbordó la realidad hasta tal punto que tuve que
prepararme un Martini blanco con ginebra, bueno, puede que dos.
Las tardes ya vuelven a alargarse y las jornadas de sol
son de nuevo la cadencia creciente hacia la primavera, esa estación tan
simpática para los enamorados y tan inquietante para los alérgicos.
¿Qué es lo que estaba diciendo? ¡Ay, Señor!
Reflexiones rodriguianas de sofá y "mantra"... Genial.
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