Entre uno y otros asuntos, tiempo hacía que no pisaba una
sala de cine. Ayer se rompió el maleficio.
Ya saben Uds. cómo han proliferado los centros
comerciales, un poco made in USA.
Suelen incorporar locales de cine que son ya, por lo general, ejemplo de filas
cómodamente separadas con asientos escalonados en aceptable ángulo de manera
que un espectador alto y precedente no imposibilite o dificulte la visión de
otro, posterior y/o bajito, etc.
Aunque no sea de ahora, un comportamiento chocante he
observado: como pertrechada para un inexplicable asedio, la gente en el cine se
pone a merendar, o lo que sea, de bandeja y maxivasos, con un vulgar traslado
de la doméstica actitud ante la “tele” que parece puerca y relajada muestra de
falta de respeto por el espectáculo compartido que otrora tuvo algo de
civilizado acto público, de (si se quiere, pequeño) rito cultural.
(Por descontado, Coppola, Scorsese y los Coen, Tarantino
y Peckinpah, nada tienen que ver con los albóndigas ni las academias locas de
lo que fuere. Nadie debería confundir cine con basura.)
Así que en tanto engordamos la faltriquera del
concesionario del ambigú, que ahora se llamará otra cosa, vamos con tenacidad
aproximándonos al simio, en curioso y deprimente retroceso.
Con ruido se queja mucho el personal de que el cine está
caro; y los de la profesión, frecuentes frescos subvencionados, de que el IVA
al 21% es criminal. Y sí, pero ese IVA es criminal en todo y más ruido se
podría meter con los precios de la electricidad y la gasolina aunque se diría
que a eso ya nos han acostumbrado o sometido.
Es de suponer que lo que sucede, también, es que el
espectáculo va por otros derroteros. Miren si no:
Entre el estupor y el desarme intelectual, psíquico y
musical, contemplamos en la Sexta la puesta en escena de una cosa llamada el
“Mundo de Murphy”. No es que no tengamos palabras, es que para qué, cuando lo
jugoso realmente es el episodio que nos ofrece Hollande, ese insípido, ese
suavón, quién lo habría pensado de ti, y el majestuoso berrinche que se ha
llevado tu más o menos parienta, si es que no se os puede dejar solos.
La
France, l´amour…
No te falta razon, amigo Rodrigo. Totalmente oportuna una tesis que estudie al pichabrava este, personajillo totalmente exento de sexapil y que sorprendentemente, lleva un trajín que p'a qué.
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