La coma es añadido mío.
Y ahora estamos plenamente de
acuerdo.
Primero, desperdiciar el
alcohol usándolo para mojar el volante es una miserable e indecente canallada.
Segundo, no se debe ser
mezquino y cicatero, que eso sería el goteo: el alcohol merece de sobra ser
trasegado en sorbos hondos y generosos que placenteramente colmen casi por
completo la cavidad bucal, para después ejercer en los sucesivos bajantes la
cordial y entonadora influencia, esa reconfortante sensación de vivir que los abstemios
y melindrosos ignoran y aun denostan.
Porque encierra gran verdad,
como acabamos de glosar, el lema merece el aplauso y el respaldo de las
personas de bien y los de las otras, por más que lo hayan, al lema me refiero,
propuesto autoridades que siéndolo, como es sabido, casi siempre andan
corruptas y manipuladoras, a más de abusivas y horteras.
(Del
opúsculo o guía espiritual pendiente de ser editado por Publicaciones
Rodriguistas, S.A.)
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