Motivaciones
frecuentes, y a menudo justas, son en el cante la queja, la protesta, la reivindicación.
Con
notas de valentía, de desafío puesto en razón; con sentidos instrumentos de
cuerda que en tonalidad menor subrayan esas melancolías; con un contagioso y
caliente batir de palmas; desdoblada en cantaora y guitarrista que, para más
afirmarse, ha decidido que la hablada cadencia andaluza prevalezca sobre la
ortografía en su apellido (Peláe), esta María muestra, en uno de esos “youtubes” del internete, cómo se planta
cara y se habla claro, con arte y empuje, templando y mandando, reiterando ese
estribillo guapo que nos lo dice todo: “Que vengan a por mí”.
Que
a todos debiera aludirnos. Bravo, brava María.