-Hipocampo.
-Para servirle.
-Jornadas llevas que no te desahogas con
las movidas de los políticos. ¿Algún propósito?
-Debiera, mismamente por la salud.
-¿Tu galeno de cabecera…?
-… que tiene un apellido punzante, por
cierto, no me ha dado indicaciones al respecto, tal como lo hiciera el suyo con
mi padre (cuántos años atrás, don Rodrigo…) Pero por mi cuenta, y ya
profundamente asqueado de lo que demasiado tiempo viene ocurriendo, estoy
procurando “pasar” del asunto. Y no digo que me parezca correcta esta relativa
huida de esa realidad que, mal o peor, nos condiciona la vida y nos empuja:
como para no rechistar, vamos. Pero la repugnancia ya iba por unos niveles de
sobra indeseables.
-Supongo que Maritere te da su
beneplácito.
-Y a más, a más, ha insistido en ello,
así que parece estar de acuerdo; bien es verdad que ejerce conmigo
alternativamente dosis de paciencia y de desesperación.
-Como que tienes un carácter…
-¿Y quién no?
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