Con arpegios de
limpia digitación, con acordes clásicos y hermosos, Ligthfoot y los músicos que
regularmente lo acompañaron vistieron las canciones, sosegadas y melodiosas,
que compuso e interpretó este canadiense que acaba de morir y seguramente
encuentra ahora la luz que, con metafórico pleonasmo, con juguetón retruécano,
lo señaló, ya desde el apellido.
Dicción y timbre
de voz, equilibrio natural en la órbita de los cantores de “folk”, poco del “rock” y
quizá algo más (matizado, elegante) del “contry”
confirieron sello de autenticidad a una
carrera que se honra de la sobriedad musical y se aleja de alardes
innecesarios que nunca la entorpecieron.
Gordon L. queda como ejemplo muy alto que a muchos de nosotros nos indicó senderos de oficio y dignidad que no olvidaremos. Igual, por ahí arriba, ha llevado consigo la guitarra y sigue componiendo.
¡Vaya, Maestro! Como dice Reverte "otro que se quita de fumar". Al final, con tanto viaje, va a ser más divertido allá que aquí. Pero no hay prisa....
ResponderEliminarSiempre me encantó Gordon Lightfoot. Lo he disfrutado mucho y lo sigo escuchando regularmente. Maravillosas composiciones y arreglos, especialmente de guitarra. Qué goteo de adioses tan triste llevamos :(
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