Lo que ocasiona en ti tanto desdoro
no es el tono andaluz de tu español:
de otro acento, también forman tu coro
desnortadas colegas del guiñol.
Diversa y numerosa, el habla nuestra
ofrece de matices larga muestra:
de Juan Ramón Jiménez al “Risitas”,
la curva es prodigiosa e infinita.
Y en algún punto de ese extenso trazo,
María Jesús Montero, tu discurso,
tus dimes y diretes y bandazos.
Y traías de serie, acreditada,
la marca del PSOE, tan integrada
que Perro te fichó para, en su equipo,
ser la “ministra” que quitara el hipo
con esa logorrea incontinente,
para pasmo y asombro de las gentes.
Soy sevillano y, como tal, te digo
que lo que al aire te deja el trasero
no es tu acento, Montero,
sino tus chalaneos de trilero,
tu tosco mercadillo de chanchullos
y ese patio de Monipodio tuyo.
Esta Montero es una impresentable que cada. Vez que abre la boca,la c.ga
ResponderEliminar