-Hipocampo, en tu comentario de ayer, me
da que hubo un desliz; que escamoteabas un dato.
-No es imposible. Pero tú dirás.
-Se ve que, en los EE.UU., el “protocolo”
de los hospitales incluye silla de ruedas.
-¿También para los falsos pacientes?
Porque no creo que haya sillas tales para todas las personas que -continuamente,
numerosísimas- salen por esas puertas.
-A ver, planteado así…
-Así planteado. Tenemos una “parturienta”
de ficción. Por descontado que, habiendo jugosa factura por medio, es de cajón
que el hospital colabore en los detalles de la escenografía.
-¿Llegarías a escribir “paripé”?
-No es necesario. Luego está eso de que
las apariencias engañan. Y ya puestos, cuando Ricky Martin (y otros ilusionados
caballeros) han ido a recoger a sus legalizados “retoños por encargo”, imagino
que ese “protocolo” inapelable sería modificado sensiblemente. ¿O también?
-Ahora que lo dices…
-Me estoy acordando del que entró en una
zapatería y preguntó: ¿Tienen
zapatos de cocodrilo? Y cuando le
respondieron que no, le dijo al suyo: Vámonos, cocodrilo, que no hay
zapatos “pa” ti. Son los trucos, inocentes
o no, que se hacen con las palabras. Y puesto que estamos inventando nuevas
variedades de padres, madres y familias, convendría tener en cuenta que nombrar
con las palabras que sí son las cosas que no son (por ejemplo, los vocabularios
políticamente correctos) puede que no sean ganas de enredar, pero ¿y si sí?
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