Una tarde de provecho

 

Puede que ninguno seamos de fiar. Pero también se dan casos.

Y el nuevo recrudecimiento de la pandemia en China nada tranquilos nos deja. Que de allí (mala suerte o qué pasó) se nos echó encima en estos años una gravísima movida que por lo que vemos permanece sin resolver.

Con una población numerosísima y ese gobierno tan “liberal” que tienen, la cosa no pinta bien: datos oficiales nada fiables, inverosímiles, que prolongan una tradición de hermetismos milenarios y un carácter tan suyo como para decidir ese ejemplo de “rancho aparte” que es la Gran Muralla, detallito gigantesco de toda una idiosincrasia, de cuya construcción el propio Kafka, entre otros muchos, escribió con su estilo inquietante de irrealidades sugestivas y desorientadoras, de laberintos mentales y espirales de sueños deslizados con comodidad a pesadillas.

Y no es que no nos ayude (que también o tampoco) nuestra dificultad para deslindar, apreciar la encerrada expresividad en unos rostros que, desde nuestros lares, parecen repetidos hasta el infinito y más allá; el idioma y la escritura que, por lo menos para andaluces, “tiene telita”…

-¿El extremismo laborioso de la conducta? ¿Te pondrán a caer de un burro si escribes “aire de colmena”?

-No sé qué te diga; pero en el asunto de la conducta, ayer estuve leyendo la Regla que se daban los Caballeros de la Orden del Templo, y siendo uno cristiano occidental (que ya es etiqueta de tomo y lomo), a éstos los entiendo mejor.

-Eso, ¿ayer?

-Bueno, al final me dejé iluminar por una sonriente y redonda canción que el alto y feliz contraste de Kate Rusby y Ladysmith Black Mambazo nos depara: “We will sing”. Es gustosísima, no te la pierdas.