Con
toda seguridad, contamos con un extenso catálogo de asuntos más graves; sólo
que éste viene resaltado porque su carácter “pintoresco” era carne de cañón
propicia para la difusión en Internete y para el típico escandalito subsiguiente
de los políticos hipocritones y oportunistas que tan de moda están.
El
espectáculo: tras la arenga de los berridos soeces, tuvo lugar el efectista
encendido simultáneo, la apertura unánime y coreográfica de las ventanas. La
fachada del edificio era una fiesta -sin París y sin Hemingway- que
multiplicaba la intención de lo que dicen es “tradicional” y que curiosamente
recibe un beneplácito generalizado entre las afectadas y destinatarias.
Vaya,
que la igualdad (de la que tanto se habla y que tan gran trozo se come de la
tarta presupuestal) viene siendo este acuerdo esperpéntico entre ambas bandas
de gamberros.
La
sociedad no mejora gran cosa. Por supuesto que todo cambia y, por ejemplo, hoy
nadie escribe cartas y mucho menos en aquellos papel de liviano peso y sobres
con ribetes de color azul y rojo y “par avion”
que puede que alguien recuerde en este instante (tras años de olvido) en que, a
traición y colación, los trae el Hipocampo en el “blog”. Por otra parte, la
facultad de expresión oral y el vocabulario de las generaciones recientes
(mozos y mozas, chicos y chicas) son cada vez más pobres y en cambio más
abundantes en groserías, palabrotas, tacos, como se quiera llamar a esa casi coprolalia
plebeya de vocación, a ese “lenguaje de arrieros”, dicho sea sin ánimo de
ofender al posible “colectivo” que quede todavía.
Lo
que se entendía por educación anda a la deriva. Y el concepto, el respeto y el
principio de autoridad, tan menoscabados, desacreditados y objeto de burlas que
(cuando se ata las manos incluso a la policía y a los jueces, con marcianas
disposiciones disolventes, paranoicas de la “proporcionalidad” en el control)
es ridículo pedir contundencia en los gestores de un centro docente, a la hora
de sancionar, ni mucho ni poco, las conductas de Atila y los hunos y las otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario