domingo, 2 de octubre de 2022

Entre bandoleros

 

Claro que, teniendo en cuenta que es un político, el ruso Putin no iba a ser de fiar. Y que en cualquier momento asomaría (ya lo hizo antes) el “talante” (¡ay, ZP!) de jugador/agresor de ventaja.

Pero convenía, a nuestras “democracias avanzadas” de Occidente, Europa y así, hacer la vista gorda para negociar con él las dependientes cuestiones materiales y materialistas que necesariamente tuvieron que aparcar la melindrosa parafernalia de la ideología socialprogre, esa “peli” que tantos y tan tontos ribetes tiene de moda extendida con habilidad exitosa de publicistas convincentes.

 

Pero resulta que el ruso viene de lo que viene, rigideces y matonismos de los comunistas esos que iban a imponer al mundo un estilo, unos métodos y unos enfoques con los que la dictadura del proletariado “irradiaría” la dicha y la prosperidad para todos. Descartando en parte los disparates de tal plan, que ya se ha visto la deriva, lo que Putin también cuestiona, y a su modo, es la presuntuosa intención exportadora y globalizante (señor, qué “palabros”) de la “moda” que antes decíamos, que incluye diseños y prácticas disolventes de tradiciones que él considera intocables o que le sirven de coartada.

 

Por la tremenda del armamento o por la intoxicación de las propagandas disfrazadas de estafador “bienestar”, cada loco con su tema, no salimos del choque, del pulso, del agotador enfrentamiento entre bandoleros, nunca verdaderamente interesados en que el puto mundo mejore.

“Buenosnías”.                                                                                            

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