hace correr el llanto por tu cara.
Hoy es tarde de duelo y por la “tele”,
con profusión y morbo, el bisturí
de las lenguas de doble y triple filo
ahonda en la amargura de tus mieles
y ninguna puntada dan sin hilo
en Puente Genil, Lucena
y Loja y Benamejí,
testigos consternados de tu pena,
tu “blanca
palidez”, tu luna llena.
Desdenes y desvíos de un doncel
hieren tu buen humor, joven marquesa,
y malogran tu gesto en el bisel
de un espejo que quiebra la sorpresa.
Que nadie imaginara afrenta así:
un mozo que parece un maniquí,
¿se atreve y va y te deja en evidencia?
¿Mamá no te previno con su ciencia
y hoy este mal de amores
es chisme entre señoras y señores?
Sólo nos cabe solidarizarnos
con este tropezón que das, Tamara;
que no para la vida de enseñarnos
que puede ser, de nuestra dicha, avara.
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