miércoles, 3 de agosto de 2022

La acústica interior

 

Chocante, ir sintiéndolo, percibiéndolo de un tiempo atrás.

Y es que le vienen a la mente fragmentos melódicos, combinaciones de notas, pequeñas tonadas elementales surgidas espontáneamente; otras veces, las reconoce, sabe que proceden del hondo y largo archivo de la memoria, incluso con sus desconcertantes altibajos, su  discontinuidad asombrosa.

Como si se le fijaran en los circuitos de neuronas que acaso destina para ello el cerebro, se amonedan en un “obstinato” involuntario aunque poderoso, recurrente, casi difícil de descartar. Y allí quedan girando con una insistencia banal, esterilizante, que le produce cierta inquietud cuando asoma el latido, el rumor de la palabra obsesión.

Largos minutos, ese pentagrama de ecos resuena real o aparente en el laberinto del oído. Quizá la experiencia comenzó con los confinamientos y sus clausuras impuestas, lo que alentaría un indicio confortable de…

 

-Los psicólogos son virtuosos malabaristas para eso.

-Y por lo común, más brujos que el resto de doctores.

-O sea que no te fías.

-Para nada, “oyes”.                                                              

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