Llevo unos días que el silencio ingresa
en las grietas de la conversación,
y alguna recurrente reflexión
es como un sirimiri que no cesa.
La ola de calor, agotadora,
de bíblico anatema tiene visos
y el pensamiento se mece en los rizos
y los vaivenes de una mecedora.
El tiempo pasa y el espejo acusa
un gesto socarrón de desencanto.
¿Quedan mirto y laurel, hojas de canto
a los
sonidos de esta cornamusa?
La imagen que recuerdo no me encaja
con la fotografía que publicas;
el desmoronamiento que ello implica
da ganas de romper ya la baraja.
¿Ni tú ni yo somos ya los que fuimos,
camaradas, vecinos, confidentes
de afines lances aunque divergentes?
Me afeito ante el espejo: yo también
me noto que hoy estoy
¿cómo diría?, un poquitín más viejo.
Al Hipocampo en mecedora le comento esta noticia que a más de uno nos hace reivindicar(te). A cierto cantautor de Mieres, te saca 4 meses, le han homenajeado, merecido, cierto tema cuyo título ya te adelantaste un lustro y con un contenido más particular y emotivo.
ResponderEliminarEsa muesca en la comesura os delata.
Desde Aluche, un fuerte abrazo, salud y suerte