Terminadas
las fiestas y los fastos, queda claro que se nos da bien organizar eventos de “alto
nivel”, que tenemos buena disposición y que somos un país fenomenal para el
turismo y el agasajo.
Para
que no haya dudas, a fondo se han empleado los medios de difusión/confusión,
haciendo honor, como suelen, a sus esencias más frívolas. Porque poco se han
resaltado los aspectos serios del cónclave, que se ve que no resultan sabrosos
para el entretenimiento público. Pero nada se ha dejado en el tintero al
referir las andanzas lúdicas de las señoras más o menos consortes y algún que
otro ambiguo y sobrevenido doncel acompañante, grupito encantador y encantado,
cuyo pastoreo desempeñó con soltura doña Leticia (o con zeta), designada para
la ocasión como anfitriona de floreros y secundada por la sombra de ciprés,
aspirante competitiva, de la presi adjunta, señora de Pedro.
Gastronomía,
compras, esparcimientos de compromiso social o cultural, han hecho las delicias
seudoinformativas de las televisiones papanatas, que van siendo todas,
desparramadas en el análisis de los vestidos, modelitos y lindezas parecidas, y
en los banquetes suntuosos y los creativos menús.
“The
day after”, el ciudadano/contribuyente (inflación de más del 10%) queda con
Dios y con los problemas no intactos, qué va, sino en creciente y ebrio galope
por el borde del acantilado.
Muy bueno.
ResponderEliminar