Dicen
los más místicos del ecologismo que las veleidades del clima se deben al
zarandeo que los humanos le estamos arreando al planeta.
Igual
tienen razón. Y desde luego, estas primaveras y otoños desconcertantes parecen
más caprichosos de lo que solían ser. Lo que es que Ud. no sabe ya de qué ropa
vestirse que ni le sobre ni le falte. Para más claridad de esta afirmación,
algunas fotos iremos publicando que atestiguan ese eclecticismo, esas
indecisiones desorientadas.
Y
se dirá que vivimos en muchos aspectos colgados de una cuerda floja que jamás
lo fue tanto. A lo mejor es lo que proponen los devotos de la conspiración, “el
Bosé”, por ejemplo: un plan para que, mantenidos en la inseguridad permanente,
abolidas casi todas las referencias, empujados a digerir (malamente, tra, tra,
que sea la digestión) el sofisma del “todo vale” y la “chuminá” del
relativismo, nos vayamos transformando en el definitivo rebaño de borreguitos
acobardados que conviene a “la dirección”.
Quizá,
de resultar inevitable por completo, podremos sonreír a condición de que no nos
cuenten esa última, ensañada ocurrencia del menú que excluye la cerveza y el
vino como oferta, que ya es añadir el insulto a la injuria; que no es otra cosa
que intención de herejes y apóstatas a los que Dios, ni en su infinita
misericordia, querrá perdonar el último día.
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