martes, 26 de abril de 2022

Balaustrada para un trilobite

 

Nada en efecto ha de temer tu poder “imperioso” (cual caballo piafante del estentóreo Gil q.e.p.d.) de las marrullerías de guardería envenenada con las que nutren sus desacuerdos y deslealtades veleidosas esas “ministrAs” novatas que nombraste, precisamente para que no socaven tu sillón, de firmeza y anclajes que garantizan con reciprocidad los de ellas mismas.

Duerme pues, laureado Pedro, con toda la placidez que te permite tu engrasada, por más que costosa, maquinaria compradora de complicidades. Duerme pues, descansado de conciencia, a fuer de embustero que no quieres recordar aquello de que esta cuadrilla “te iba a quitar el sueño”, si la convocabas (como de inmediato hiciste) en calidad de socios. De compinches.

 

Que nada turbe ese delicado sueño tuyo cuya paradójica profundidad halla sustento en los oropeles e ínfulas con los que contemplas, napoleoncito ante las pirámides, el resplandor intocable de tu gloria, desde la balaustrada que el Tiempo erosionador transformará, ay, en mausoleo del más conspicuo de nuestros trilobites.                   

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