-Hipocampo ¿y a ti te parece que estas
rachas tuyas de comentar los nubarrones contribuyen, influyen?
-De influir, ya calculo que para nada. Lo
que hay son demasiados calladitos deseosos de NO señalarse; pero cualquier
adulto con dos “deos” de frente sabe de lo que estamos hablando. O escribiendo,
que también se trata, sobre todo, de eso: de no perder el entrenamiento en la
redacción, en la gramática. Y claro que vale como desahogo.
-Algunos echarán de menos, en el centro
de esta tormenta de protestas, tus históricos cuentos sobre avatares amorosos;
que algo tormentosos a veces solían ser.
-No digo que no. Pero, y ya lo cantaban -“Turn,
turn, turn”- the Byrds: que hay un tiempo para cada cosa. Lo que pasa es que no
siempre, casi nunca, decidimos el orden de sucesión de las diferentes etapas.
-¿Y lo que trae la edad, de desengaños,
también?
-Tú verás. Va de citas: el discípulo de Merlín
cantaba “la mujer, la música y el vino…” Tan en retirada de esos tres frentes,
y no obstante, cualquier día te, y me, concederé la licencia de ofrecer por
aquí algunas líneas de archivo. No desmayemos.
-Las espero, mitad curiosidad y mitad
morbo.
-Anda, tira.
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