Nada
más ponerle la zancadilla a Rajoy, que fue ir de Guatemala a Guatepeor, Sánchez
el relamido nos echó encima la mayor cantidad de ministerios que hemos sufrido
nunca; tanto es así que se sacó de la manga (trilero típico) los de expresa
invención para recompensar a sus compinches más tenebrosos por sus
servicios/sevicias.
Y
ahí están los ministros y ministras desparramados, desparramadas en sus cómodos
despachos, con profusión de ayudantes, asesores, secretarios, etc. y se ve que
pensando en las musarañas, que debe ser eso si analizamos lo descontenta e
insatisfecha que anda la gran mayoría de la población con los “logros” de esa
presunta gestión tan inservible.
Ahora,
cuando los transportistas y los pescadores, y los agricultores y los ganaderos
(suma y sigue) plantean por enésima vez sus reivindicaciones, hartos de
promesas incumplidas, aplazamientos y toreos, sale la que supongo titular del
ministerio correspondiente, de cuyo nombre no quiero acordarme, y dice que “no es momento de movilizaciones”.
Hay
que tener jeta.
En
cambio, con políticos decentes (¡qué esperanza, ché!) se podría hacer recular
al enjambre de parásitos intermediarios, a la horda de especuladores y también
a las fieras de la rapiña voracísima e insaciable de la Hacienda Pública
(Saqueos 24 horas), que no pararán hasta matar esa gallina de los huevos de oro
que es el inerme, indefenso consumidor.
El
asunto es que el consumidor es también el ELECTOR. ¿Y seguirá siendo un borrego
de mierda?
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