jueves, 31 de marzo de 2022

A cuenta de lo que debamos en el Purgatorio

 

En un pretérito “blog” de éstos, alguno de mis pacientes e indesmayables lectores estuvo de acuerdo en que la Beni era, en sus intervenciones por televisión, formato tertulia, una hidra feroz y correosa, capaz de agotar mentalmente a los más aguerridos participantes de esos palenques.

Pues bien, en la misma o parecida facción, anda prodigándose una tal Afra, a la que subtitulan sindicalista -que ya poco se puede añadir- y que exhibe una suerte de retórica refrita plagada de consignas y sectarismo de todo a cien, cuyos ingredientes agita en personal batidora o minipimer, si así se escribe, para pretender una confusión que desparrama toda posibilidad de sano entendimiento.

Que no sea ella la única calamidad que nos aqueja como espectadores no disminuye su innata condición de infumable.

De sus rabietas, sólo Dios todopoderoso puede perdonarla; pero esto es una manera de hablar.

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