Con
la machacona insistencia y todo el ruido disponible que la caracterizan,
Telemorbo anuncia el inminente traslado público de unos enseres que vienen
siendo, por así decir, los restos del naufragio de quien consta en la Historia
como la más prominente cantante de Chipiona.
Es
de prever…
-Venga, no lo dejarás pasar, ¿eh?
-Vale. Achtung!: las insidias de los
ignaros andan extendiendo otra mancha más que consiste en añadir una segunda y
espuria E a la palabra de referencia. Vuesas Mercedes no hagan caso de tal
conducta, manifiestamente grosera, que ya ha sido propuesta para su inclusión
en el Código Penal y el curso de cuyo expediente debemos seguir de cerca.
Conque
es de prever (con una sólo) que el acto de dicho traslado revista un cierto
aire de aparatosísima y astracanada romería, y únicamente desate la adhesión de
los declaradamente fanáticos; o de los curiosos corrientes que no dejarán de
asociarla, en lo que tenga de macabro, con la línea gótica del espectáculo y la
narrativa.
-¿Y alternativamente, con “Los funerales
de la Mamá Grande”?
-No se espera arte tanta, sino más cerca
de un Berlanga alicorto. Te digo que yo ya estoy que no duermo.
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