Dame ese beso de las buenas noches
ésta de hoy, a la luz de la luna.
Los abrazos de antes, sin reproches,
(cuando no hablábamos de las vacunas)
quiero que vuelvan a nuestro presente;
la escena en la que cariñosamente
te despojaba del sujetador
-mis torpes nervios al soltar los
broches-
y allí, de flor en flor,
jugaba de mi parte la Fortuna.
Para ti y para mí, hoy tengo planes
al apagar las velas de la cena.
Los “Mon Chéri”, las risas, las caricias
serán el prólogo dulce y galante
y el heraldo de nuestra enhorabuena,
mientras se escucha el viento de Levante.
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