miércoles, 18 de agosto de 2021

Los talibanes,

 

quienes seguramente no van a modificar un ápice su diseño, han vuelto.

Lo cual que no han servido para una mierda los muertos, los millones de dólares y, menos todavía, las retóricas tramposas que se han empleado durante años y años para contarnos un cuento imposible.

De la mano de ese regreso peligrosísimo se impondrán de nuevo la destrucción de los museos, que ocasiona un daño irreparable, los burkas y similares, y la variopinta represión salvaje de la que se cebaron los noticieros en ese agotador día de la marmota en el que continuamente hozan.

Quienes somos espectadores frecuentes de los documentales de Discovery Max nos preguntamos qué pensarán los extraterrestres que observan la torpeza y las miserias de esta especie “humana”, incorregible, cuya hipocresía aplica ridículos (y costosos y estériles) paños calientes en espera del diluvio universal que quizá sea el único contador a cero que nos merecemos.

Pedro Sánchez I, el Intrépido, ya se está haciendo su túnica de templario para capitanear la inminente Cruzada.                                        

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