Así
que como sufrimos el gravísimo problema del virus, ante el cual CABRÍA MÁS QUE
NUNCA aplicar el criterio de que “la unión hace la fuerza”, los dirigentes de
la Comunidad Europea, que empezaron dictando la unidad, la solidaridad y la
coordinación, ahora “se rajan” y, demostrando negligencia, temeridad,
impotencia y frivolidades sin cuento, nos salen diciendo que más o menos cada
nación de ese club se vaya buscando las soluciones para las vacunas, etc.
Que
es el mismo estilo de “apañaros” que predica Pedro el Fresco a los delegados
regionales; aunque al tiempo, esquizofrénico y tramposo como es, entremete
cortapisas, maniatando con normas locas y efímeras, cambiadas a diario, a tales
delegados.
La
ciudadanía, aparte de pagar todos los platos rotos, como siempre, debería
cuestionarse en serio la posibilidad de exterminar a esa infinita cáfila de
parásitos, de falsos gestores hinchados de vanidad e ignorancia, en los
diversos niveles de unas administraciones y unas políticas que tan en evidencia
dejan la peligrosa inutilidad y la obsolescencia precoz de sus estructuras de
poder y mangoneo, cuya característica más notable va a ser lo estrepitosamente
cara que sale la feria, con sus estúpidas burocracias y su desprecio permanente
hacia ese “rebaño” del que, con burla sangrante, hablan y hablan.
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