Porque
consulto el almanaque y no es 28 de diciembre, doy por sentado que la
información no es otra mentira de las que nos suelta profusamente la “tele”.
También, si Ud. se fija, lo que llama la atención es que la iniciativa haya
tardado tanto en surgir, siendo su propósito lo más natural del mundo.
Porque
¿acaso hay algo más oportuno y correspondiente que plantar en un monte de Cáceres
una escultura de Buda más grande y pesada que todas las obras juntas del
colombiano Botero? Y que además tendría monasterio y jardines alrededor, vamos
un parque de atracciones pero tirando a pacífico y meditativo…
El
escollo, que al mismo tiempo se cita en la información: qué desafortunada
casualidad, el monte seleccionado es el mismo que en sus entrañas contiene
jugoso y sustancioso yacimiento, o mina, del litio ese que va de perlas para
los teléfonos móviles.
Así
que Cáceres tendrá que elegir entre los teléfonos o los monjes.
El
Hipocampo (tan de siempre concernido por el budismo, y temeroso de que una
oportunidad así se escape y los productos del cerdo ibérico pierdan la sagrada
protección que el monumento aseguraría) sugiere con humildad que se tenga en
cuenta la opción de emplazar el religioso proyecto en otro monte, siempre que
sea, y esto es innegociable, en Cáceres. O eliminar los teléfonos y en adelante
comunicarnos con señales de humo.
Total,
lo de los trenes en Extremadura y eso, se puede dejar para después.
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