De
esa sutil manera, por el aire y por el tiempo andan flotando las 7 notas de la
escala y todas las palabras del diccionario.
Por
ahí, se cuelan los mínimos milagros misteriosos; señales sesgadas, rizos de la
memoria y una vía láctea de influencias en todas direcciones que
caprichosamente explicarían o demostrarían ese fenómeno a medio verificar (por
lo que implica de esotérico y voluntarista) de la conciencia cósmica.
-Tú dirás.
-Pues que recientemente he tenido
conocimiento de una versión más de mi “Sólo pienso en ti”, interpretada por un
joven J.Rivera que refiere cómo de niño se le pegó al alma a través de una
célebre telenovela venezolana en la cual sonaba con la voz de G. Dávila. Yo que
(menos que otros autores, pero aun así) ya he vivido algunos ramalazos de cómo
descubrimos eso de dejar huella (y que Dios nos perdone tal vanidad, ya que nos
la incluyó como ingrediente en la receta humana) también desde niño, y luego
con las décadas vividas, soy consciente de la lista larga de canciones que mi
corazón para siempre acaricia: Noche de ronda, Ansiedad, Wild mountain thyme (
a cargo ésta, insuperablemente, de The Byrds), etc.
Debe ser que la música, y las palabras,
porque también la llevan, nos sobrevivirán a todos, poseyéndonos de uno en uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario