miércoles, 25 de noviembre de 2020

¿Qué va a ser?

 

Cuando, en otro alarde de tu famosa desvergüenza, afirmas que, junto con Alemania, daremos el primer ejemplo de eficacia en el asunto ese de la administración y la distribución de las vacunas (que tú lo sueltas con la palabrería equivalente que sea y sin visible, no digo ya espasmo, sino contracción pasajera de facciones o siquiera ínfimo, instantáneo pestañeo), nadie queda de tu feligresía, si descontamos los interesados fanáticos de la secta o los beneficiarios del pesebre.

Confesos o disimulones, los ciudadanos sienten la inevitable desconfianza que, con tu equipo de faroleros, has sembrado de un tiempo acá, y que resalta como característica preferente de tu recorrido.

Por si fuera poco, la competencia entre los laboratorios fabricantes de la “panacea”, con sus modificaciones de porcentajes de resultados y sus diferentes precios al consumidor, no están ayudando al acto de fe que a los españolitos (de sobra y con motivos, escarmentados) se nos solicita. Los tímidos tanteos de opinión, las desmadejadas encuestitas de calle, van poniendo de manifiesto una actitud más bien recelosa, a pesar de las ganas que tenemos del “rayo de esperanza”.

¿Vakuna Matata?               

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